otros, fuera ejercido a través de control.
Ese control, de unas personas sobre otras, lo facilita la posición, por ejemplo, de supervisor, director o administrador. El uso de normativas y reglamentos para lograr que las personas realicen sus tareas es lo que llamamos control.
Entonces, también podemos establecer que el liderazgo moderno no se ejerce por el control, sino por la influencia.
Hay personas que de forma natural tiene el poder de influenciar a los demás, y esto hace que se les reconozca como líderes. Ese poder de influenciar puede ser usado de forma positiva y también de forma negativa, pero la ética y moral es otro tema.
Se puede ejercer control y obtener buenos resultados de una persona o grupo de personas. Pero esta práctica resulta, regularmente, en que esas personas son conscientes de que son controlados.
Así que el descontento con las tareas asignadas es común en este estilo de liderazgo.
Sin embargo, la influencia sobre otros, como mencioné, sigue siendo poder.
Mediante la influencia también se obtienen buenos resultados de las personas, con la diferencia de que el estado de ánimo de la persona influenciada resulta positivo.
Mediante la influencia se logra la motivación de los empleados y los grupos de trabajo.
Se logra la colaboración con mayor armonía.
Esto es sumamente importante, ya que es parte de lograr un ambiente saludable de trabajo.
Además, la función principal del supervisor incluye a sus empleados, no a los clientes.
Los empleados se encargan de los clientes.